Un nuevo estudio científico publicado en 2025 revela que la yerba mate —sí, la de todos los días— podría tener un rol clave en el control del azúcar en sangre y en la prevención de enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2.
La investigación fue realizada por la Universidad Brigham Young de Estados Unidos y publicada en la revista Nutrients. El hallazgo más importante es que el mate estimula la producción de GLP-1, una hormona que regula los niveles de glucosa y el apetito, sin alterar otras funciones del metabolismo, como las relacionadas con la grasa corporal.
El secreto está en la planta
Aunque el extracto completo de yerba no generó por sí solo cambios en células aisladas, uno de sus compuestos sí lo hizo: el ácido dihidroferúlico, derivado del ácido ferúlico, activó con fuerza la producción de GLP-1 en células intestinales.
> “Estos resultados sugieren que la yerba mate regula positivamente las vías del GLP-1 a través de mecanismos mediados por el intestino”, explicó Elijah T. Cooper-Leavitt, investigador principal del estudio.
¿Por qué es importante?
La hormona GLP-1 es la misma que imitan algunos medicamentos para la diabetes y la obesidad, como los basados en semaglutida. Si el mate logra un efecto similar de forma natural, podríamos estar ante un nutracéutico: un alimento con potencial terapéutico.
Además de sus ya conocidas propiedades antioxidantes y su efecto positivo en la energía celular, el mate ahora se perfila como un aliado en la lucha contra enfermedades metabólicas, algo clave para millones de personas en Argentina y el mundo.
Y ahora qué?
Los próximos pasos de la ciencia serán investigar cómo interactúa la yerba mate con la microbiota intestinal y qué otros efectos hormonales puede tener. Lo que está claro es que el mate no solo acompaña, también cuida.